“La fotografía documental ha servido tradicionalmente, como herramienta de denuncia sobre los conflictos y las injusticias que azotan nuestras sociedades. En la actualidad, la imagen ha tomado un papel predominante en nuestra cultura y se fotografía más que nunca; paradójicamente, esta imagen se ha trivializado y cada vez es más difícil acceder a trabajos que generen reflexión. Los medios de comunicación han entrado en una espiral en la que el morbo y la violencia han tomado un papel protagónico. La cultura del espectáculo ha asumido las imágenes más escabrosas como propias, provocando un doble proceso de victimización: el de la víctima propiamente dicha, y el que convierte el sufrimiento en un espectáculo visual. Este proceso ha ido alejando cada vez más al espectador de la realidad que se denuncia, inmunizándolo a consecuencia de esta saturación”
Claudí Carreras
La muestra documenta la vida de una joven pareja, que vive en un campamento del centro de Santiago. Tienen cinco hijos, todos muy pequeños. Sus padres, Francisco y Oriana, quienes toda su vida han vivido en campamentos, se dedican a la recolección de papeles y cartones, lo que les permite con mucho esfuerzo ahorrar algo de dinero para optar a un subsidio habitacional, beneficio que supuestamente le será otorgado en un corto tiempo. Con esa certeza se van a vivir a Talca, lugar donde tenían comprometida la compra de una nueva casa. Ciudad en donde no fueron muy bien recibidos por sus nuevos vecinos, quizás por cargar con el estigma de provenir de un campamento. Pero no sería esta la única desventura de la familia de Francisco, a pocas semanas de llegar a Talca les toca vivir uno de los terremotos más violentos de los que se tenga registro en la historia de este país. Afortunadamente su nuevo hogar no sucumbió ante la magnitud del sismo.
Pero lo que no logró el terremoto; derrumbar el sueño de la casa propia; sí lo consiguió la burocracia de los órganos del estado encargados de la tramitación de los subsidios habitacionales. Conocida es la situación de miles de personas a las cuales se les dio el beneficio a sabiendas que no contaban con los recursos disponibles para financiarlos. Al no llegar los dineros tuvieron que entregar la casa a su dueño quien se la había cedido mientras se tramitaba la entrega del subsidio. Teniendo que regresar nuevamente al lugar que jamás pensaron volver, improvisando una nueva choza con restos de materiales aportados por sus antiguos vecinos del campamento.
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